Cuando fuímos las mejores (y van 3)

Los grandes logros en la vida se componen de pequeñas aportaciones individuales a un bien común. Todas estas aportaciones son igual de importantes aunque algunas puedan destacar más que otras. Pero la existencia de las menos lucidas hace que junto con las más visibles se consiga algo grande, significativo, que quede en la memoria de todos los que lo hicieron posible o lo vivieron como suyo propio.

Al entrar el pasado viernes al pabellón de los Maristas a Pilar Romeu, Inma Romeu y Ana Seco sus ojos se les iluminaron, su piel se hipersensibilizó y su respiración se alteró. Se transportaron cuatro años atrás allí mismo, cuando habían sido las protagonistas de una tarde para el recuerdo, cuando consiguieron un triunfo colectivo basado en pequeñas aportaciones, cuando fuimos las mejores por primera vez.

A veces la historia se repite, y te permite poder experimentar sensaciones inolvidables que alguien había intentado transmitirte antes. Si gracias a tu publico defiendes de tal manera que el equipo contrario tira mal, tu compañera coge el rebote, se lo pasa a otra que cruza el campo de manera vertiginosa, y ésta te da la asistencia perfecta para que tu anotes, el éxtasis es colectivo, se multiplica exponencialmente. El subidón de adrenalina es total, como si todos hubiéramos anotado esa canasta. Algunos incluso saltamos contigo tratando de hacer esa entrada, de elevarte sobre el contrario, de asegurarnos que entra tu bandeja.

Y eso fue lo que ocurrió el viernes. La AFICION de Compañía de María llevó en volandas a un EQUIPAZO que se comportó como tal, sumando esfuerzos y actitudes, ánimo y constancia.

Mencía García Merchante no pudo jugar por una quemadura, pero se vació en el banquillo como la que más tiempo estuvo en cancha. Lucia Rivera Sánchez, Leticia Vázquez Bermudo, Carmen Torres Ahumada, Marta Romeu Morales o Carmen Caballos Molina no cesaron de animar y apoyar a sus compañeras durante todo el partido, teniendo el premio final de jugar unos instantes. Al igual que Loyola Aranda Fernández que salió con tanta intensidad que fue capaz de forzar dos faltas, anotar desde el tiro libre y llevarse un ojo morado en poco tiempo.

Nieves Castañón Herrera no paraba en la pista, ni cuando le tocaba descansar, ni en los tiempos muertos, ni…no paraba.
Ana Galán Martínez con una pequeña lesión, dio lo mejor de sí en los minutos que estuvo en cancha, asfixiando y enloqueciendo a la líder de SAFAUR.

Clara Trías Unceta, nuestra Felipe Reyes particular, no dejó pasar ni un solo rebote por su lado sin cogerlo, sin quitárselo a las demás, sin tirarse dónde y encima de quien fuera necesario.

Ana Bernal Jiménez, Patricia Triano De Seras y Pilar Ruiz del Portal Gancedo “China” se vaciaron en defensa y en ataque, teniendo a veces la suerte de espaldas en algunas espectaculares acciones ofensivas, pero no cesando en su empeño de ganar, de entregarse, de decidir con cada jugada.

Y tuvimos JUGONA. María Neri Beaus “Meri”, dio un recital de pases y canastas. Rompiendo la defensa contraria como si fuera papel mojado, Meri anotó de 1, de 2 y de 3. Precisamente su triple en el tercer periodo hundió definitivamente a nuestras rivales, y nos abrió las puertas del triunfo. Cuando se retiró del campo la afición la despidió al grito de “MVP, MVP, MVP…”. Y así fue siendo nombrada posteriormente como MVP de la Copa.

Teresa Otero García, Teresa Otero García, Teresa Otero García, Teresa Otero García….allí donde miraba la líder de SAFAUR estaba TERESA OTERO GARCÍA. Su defensa fue antológica, de manual, de enseñarla a los más peques. No la dejó respirar, pestañear, moverse, pensar…Si recibía el balón, Teresa Otero García. Si salía botando, Teresa Otero García. Si intentaba entrar, Teresa Otero García. ES-PEC-TA-CU-LAR.

Hay que mirar al banquillo y reconocer la perfecta labor de Robert González, con la ayuda de Malu Ternero y Chema Puertas. Magnífico el planteamiento del partido y la dirección del mismo. Ese consejo constante y certero a las jugadoras consiguió que no se vinieran abajo tras un arranque dubitativo. Tuvieron en todo momento el partido controlado, moviendo sus fichas de la manera oportuna. ¡Vaya Clinic!

Y el resultado de la suma de todo esto es que tenemos EL TERCER ESTANDARTE. Que nuestro COLE es el mejor de Sevilla en Baloncesto Femenino una vez más. Que ésto no sería posible sin el trabajo en los entrenos de TODAS las jugadoras del Club de Baloncesto, de sus entrenadores, del apoyo que se recibe por parte de las familias y de la Dirección y el personal del Colegio, que nos facilitan la labor que realizamos durante 10 meses cada temporada.

Cuando en los próximos años contemos esta final, hablaremos del ambiente que pudimos vivir, de cómo estaba el pabellón, de la remontada, de cuantos tiros libres fallamos, de la manita de Ana Galán a Marina Camino, del grupo tan magnífico que nos hizo vibrar tanto…y por supuesto, de la defensa de “Otero”.

Gracias a TOD@S por este momento.

¡¡¡Siempre CIA!!!